En el dentista

En el dentista

Somos el primer Ministerio de #CulturadeBaño, y por eso creamos esta nueva sección #ReseñasdeBaños
Por diversión. Sin ánimos de ofender sólo defender un buen 💩
 
Vengo por una emergencia al dentista, que es el ex marido de mi prima. Ser dentista debe ser una de las profesiones más odiadas del mundo. No he conocido a nadie que los ame y los visite con ganas, a excepción de mi abuelita que se casó en segundas nupcias con uno.

Tengo una muela que me parte la cabeza de dolor. Siempre pensé que cuando fuera viejo me sacaría todos los dientes y me implantaría un teclado de piano como el de Julio Iglesias. Ahora que soy mayor de edad, ruego por que no me hagan un implante.

En la espera a que me atiendan de emergencia, leo una novela soporífera y siútica de la Guelfenbein que abandonaré esta noche y tomo agua, mucha agua, porque comí sushi con harta salsa de soya al almuerzo y quedé sediento.

Hago mi visita de rigor al baño y concluyo que no puede haber nada más aburrido que el toillete de una consulta de dentista.

Diminuto, aromatizado a pato purifix 🦆, confort a punto de acabarse , jabón líquido sin olor color piel. Me quedo pegado en el interruptor para encender la luz. Cuántos dedos sin limpiar lo habrán presionado. Prefiero los baños en que no hay que encender ni tocar nada, en que la luz es automática y el agua se te prende cuando acercas las manos.

Limpio con un cuadradito de confort en donde me sentaré. Tiro la cadena. Aparece el azul marino de las pastillas ocultas en el estanque de agua 💦

Me calmo de ese escalofrío de haber tocado lo que otros han tocado también. Salgo. Me esperan ansiosos para mi tratamiento de conductos.
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